viernes, 29 de enero de 2010

Deber empresarial y Responsabilidad Social

El Libro Verde de la Unión europea sobre responsabilidad social, define este concepto como la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores. (...). No obstante, la responsabilidad social de las empresas no se debe considerar sustitutiva de la reglamentación o legislación sobre derechos sociales o normas medioambientales, ni permite tampoco soslayar la elaboración de nuevas normas apropiadas. En los países que carecen de tales reglamentaciones, los esfuerzos se deberían centrar en la instauración del marco legislativo o reglamentario adecuado a fin de definir un entorno uniforme a partir del cual desarrollar prácticas socialmente responsables.”

El quid de la cuestión está en el término integración voluntaria. La voluntariedad implica que si no se realizan determinados compromisos las consecuencias son nulas debido a que los mismos son voluntarios.

La responsabilidad de las empresas con la sociedad tiene que empezar por cumplir rigurosamente con las leyes laborales, medioambientales, fiscales, de prevención de riesgos laborales, con las leyes de igualdad y no discriminación y por supuesto con las obligaciones internacionales como el respeto a los Derechos Humanos. El incumplimiento de la legislación sí conlleva unas consecuencias y unas responsabilidades determinadas. En estos casos si se puede responder a las preguntas ¿quién es responsable? ¿de qué? y ante quién. El que una empresa cumpla con la normativa sobre vertidos no la hace más responsable desde el punto de vista de la RSE, simplemente está cumpliendo con el deber que todos y todas tenemos de acatar las leyes en un sistema democrático y de derecho. Los incumplimientos de las leyes si generan compensaciones y también pérdidas a las empresas.

Una de las ventajas de la globalización es la rapidez con la que se transmiten las noticias: si una empresa es denunciada por prácticas discriminatorias en la gestión de su personal o por comprar productos de una empresa proveedora que utiliza mano de obra infantil, la consecuencia inmediata será una caída del consumo de sus productos y si cotiza en Bolsa probablemente sus acciones bajaran y su reputación corporativa se verá dañada. Las empresas que cumplen con las leyes cumplen con este deber.

Bajo el paraguas de la Responsabilidad Social no puede incluirse lo que la normativa exige. No. Una empresa o multinacional no puede decir que es solidaria y responsable socialmente sólo porque cumple la legislación. En el caso de las multinacionales, dando un paso más, deberían cumplir, en todas sus filiales, la legislación más protectora. No pueden decir que son responsables cuando su filial en un país sin legislación o siendo ésta menos restrictiva, se acoge a esto para pagar salarios de miseria, no respetar los recursos naturales o no adoptar medidas de prevención.

Muchas empresas ya se han dado cuenta de la rentabilidad que supone el ir más allá de la normativa y dar pasos (suelen ser pequeños) en el compromiso hacia el entorno y la sociedad. Tener en cuenta las necesidades de los grupos de interés, vende. Las y los consumidores cada vez son más conscientes del impacto que pueden tener sus decisiones de consumo en la transformación de la sociedad. Pero el problema está en lo fácil que es manipular estas decisiones y la RSE forma parte de la misma.

El que las empresas empiecen a integrar en su gestión criterios y valores de responsabilidad y solidaridad social depende en gran medida del convencimiento que al respecto tengan sus líderes y dirigentes. La verdadera RSE supone el establecer compromisos y objetivos para cumplirlos, recursos asignados a tal efecto y establecer mecanismos de seguimiento y control y de evaluación de los mismos.

Como dijo Albert Einstein "El mundo es un lugar peligroso. No por causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que no hacen nada por evitarlo".


Autora: Patricia Aragón

viernes, 15 de enero de 2010

Globalización ¿para quién?

La globalización es el resultado del triunfo del capitalismo más despiadado y depredador. Todas las posibles ventajas, como la transmisión del conocimiento, el desarrollo tecnológico, la inmediatez de las comunicaciones… son sólo caretas y disfraces con los que el sistema quiere encubrir el lado más oscuro y siniestro.

A simple vista se puede observar que las desigualdades son cada vez más profundas y que la pobreza se extiende por todas partes. Las posibles ventajas de la globalización quedan ensombrecidas por la imposibilidad de millones de personas de acceder a ellas (brecha digital por ejemplo). Los derechos sociales conquistados después de tantos siglos de lucha, parece que pierden su lugar y se desvalorizan porque lo que prima es la competitividad. La globalización supone el triunfo del cortoplacismo. La cultura del pelotazo implica rentabilidad y productividad, generación de beneficios, lo antes posible y con el menor coste posible.

Esta situación se profundiza con la crisis económica que estamos viviendo. Se socializan pérdidas. Muchas empresas aprovechan la coyuntura económica para hacer una criba en sus plantillas no teniendo en cuenta otras medidas de reducción de costes no perjudiciales para las personas. Es el darwinismo económico, sobrevive el más fuerte y competitivo. Es la filosofía del sálvese quien pueda y los que no, se quedan en la cuneta. Y cada vez son más los que se quedan en la cuneta.

La globalización supone libre circulación de capitales, mercancías y servicios no tanto así libre circulación de las personas que quieren llegar a otros lugares para sobrevivir. Las personas inmigrantes, marginales en el mundo globalizado, quieren huir de la pobreza, del hambre, de la violencia, de las guerras… y el sistema global les pone cada vez más impedimentos. Y eso que el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos declara que toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado y que toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

Si estamos en un mundo global donde capital y mercancías se mueven libremente ¿por qué las personas no pueden hacerlo? La inmigración es un proceso imparable porque la brecha de la pobreza cada vez se hace más grande. Debido a esa libre circulación de capital se permite que las empresas se ubiquen en aquellos lugares donde la legislación laboral es más flexible (perjudicial para los y las trabajadoras o en muchas ocasiones vulneradora de los derechos humanos) o donde es inexistente un control medioambiental. Argumentando la creación de empleo en los países con estas legislaciones blandas, aprovechan para tener mano de obra barata y que no les causa problemas puesto que en estos lugares la organización sindical y los movimientos reivindicativos son casi inexistentes. Y estas mismas empresas reciben premios es sus países de origen por su ejemplaridad y comportamiento ético.

Desde el tercer sector se difuminan los esfuerzos reivindicativos ya que son muchas las organizaciones sociales y cada una con sus valores y objetivos. Además al depender económicamente de los recursos públicos o privados (que derivan de los propios agentes del capitalismo) su posición divergente no puede, en muchos casos, ser demasiado explícita. Cualquier movimiento internacional que aúne voluntades y esfuerzos por y para poner en cuestión el régimen impuesto es menoscabado y desprestigiado. La globalización extiende un manto de permanente estado de sueño sobre la sociedad civil de los países desarrollados cegándola con los aspectos positivos y ocultando los negativos. La gente se adapta y acomoda porque adoptar una posición reivindicativa nunca ha sido fácil.

En los países pobres se lucha por comer una vez al día todos los días y mientras lo hacen les llegan imágenes de riqueza y abundancia y sueñan con llegar a los paraísos del desarrollo creyendo que allá las oportunidades crecen como margaritas. Y desde este lado de la frontera y más ahora que hay crisis se exacerban las posturas de racismo y xenofobia, la violencia contra las mujeres y las discriminaciones encubiertas. En la actualidad los pobres siguen siendo más pobres, parte de la clase media se empobrece y los ricos siempre se llenan los bolsillos. A río revuelto...

Dedicado al pueblo de Haití que vive en un infierno ahora pero antes también. El olor de la pobreza no se olvida...

Fotografía: La imagen de una niña haitiana caminando descalza entre charcos de barro y mugre en un barrio de chabolas de Puerto Príncipe, ganadora del premio de fotografía UNICEF 2009 realizada por Alice Smeets, fotógrafa belga.

Autora: Patricia Aragón

miércoles, 6 de enero de 2010

Panteón personal: Poulain de la Barre. Feminista del Siglo XVII

En la historia del movimiento feminista son pocos los hombres que han abrazado la causa de las mujeres desde una perspectiva doctrinal, abierta y pública. Poulain de la Barre es uno de ellos. Pero su importancia y relevancia está en que su vida se desarrolló en una época cerrada y obtusa para las reivindicaciones femeninas. Una época en la que la visión androcéntrica es la que predomina. Es por la causa sobre la que escribe y profundiza, por lo que su pensamiento y obra se han ocultado e invisibilizado sistemáticamente al igual que pasa con los referentes femeninos a lo largo de la historia del ser humano.

Poulain de la Barre nace en París en el año 1647. Es necesario preguntarse en qué ambiente familiar y cultural creció, qué educación recibió y qué influencias le marcaron en su infancia y juventud para posteriormente desarrollar unos postulados que no tienen nada que ver con los prejuicios y costumbres vigentes en la sociedad.

Es un pensador adelantado a su época y radicalmente moderno ya que se centra en argumentar la igualdad natural entre mujeres y varones basándose en la razón moral. Sabemos que tuvo contacto con los salones en donde las damas hablaban de literatura o de ciencia y quizás gracias al contacto con estas mujeres de inquietudes intelectuales, empezó a gestar sus reflexiones sobre la igualdad. Es triste que los pensadores ilustrados sobre cuyas ideas se fundamentó la revolución no tomaran en cuenta las ideas y pensamientos de Poulain de la Barre. En otro caso, la igualdad defendida en la Revolución Francesa hubiera sido una igualdad completa e integradora de todo el ser humano y no únicamente una igualdad reivindicada para el varón blanco. A pesar del importante papel, tanto en la acción como en el pensamiento, de la mujer en este movimiento revolucionario, ésta fue silenciada en la guillotina en muchos casos y en épocas posteriores hasta nuestros días, transmitiendo una historia cercenada y con una visión limitada que no engloba en ninguno de los ámbitos del conocimiento a la mujer como protagonista. Si Poulain levantara la cabeza en este siglo XXI se sorprendería al ver que todavía la mujer no ha conseguido la igualdad real, una igualdad reivindicada desde la diferencia.

Escribió dos obras fundamentales para el pensamiento feminista una sobre la igualdad y otra sobre educación. En La igualdad de los sexos deslegitima las ideas de la Iglesia y de las autoridades filosóficas y científicas que creen en la desigualdad entre mujeres y hombres.

Defiende la capacidad intelectual de las mujeres al afirmar que la mente no tiene sexo y su capacidad para participar en cualquiera de las esferas de la vida pública, intelectual y cultural. Once años antes de la muerte de Poulain, en 1712, nace Rousseau cuyos postulados en relación a estas cuestiones son radicalmente diferentes:

“La política pertenece a los hombres, igual que pertenece la racionalidad, la jerarquía, la cultura, el temple, el valor, el carácter y el acuerdo. Las mujeres deben estar excluidas de la política y limitarse al buen arreglo de la casa, a la obediencia, a la dulzura y en general a facilitar la libertad y el éxito de los varones a cuya autoridad han sido subyugadas”.

Poulain cuestiona el predominio masculino ya que considera que la sujeción femenina es contraria al estado natural en el cual todos los seres humanos somos iguales aunque no todos tienen las mismas capacidades intelectuales. Pero estas diferencias no tienen nada que ver con el sexo sino con las personas. Considera que la educación es el instrumento más relevante para conseguir la emancipación de la mujer. Las diferencias educativas entre ambos sexos son consecuencia de la desigualdad cultural de las dos formas de educación. Miremos de nuevo hacia el ilustrado más relevante, Rousseau:

“La educación de las mujeres siempre debe ser relativa a los hombres. Agradarnos, sernos de utilidad, hacernos amarlas y estimarlas, educarnos cuando somos jóvenes y cuidarnos de adultos, aconsejarnos, consolarnos, hacer nuestras vidas fáciles y agradables; estas son las obligaciones de las mujeres durante todo el tiempo y lo que debe enseñárseles en su infancia.” Obra: El Emilio.

De la Barre reclama para las mujeres el acceso a todas las profesiones y funciones. Ejemplo de ello es la siguiente afirmación: “Si los hombres estuvieran acostumbrados a ver a una mujer en el púlpito, no les afectaría más que los que les afecta a las mujeres el que esté en él un hombre”. Desde su visión cartesiana considera que la razón es la vía fundamental para eliminar la desigualdad.

En la Educación de las Damas, cuatro personajes, dos mujeres y dos hombres dialogan sobre la falsa sabiduría, la utilidad de las ciencias para las mujeres, la autoridad, los prejuicios, la duda metódica y la necesidad de conocernos a nosotros mismos. Hace una crítica de la misoginia de los teólogos y hace un repaso a las opiniones de los miembros de la Iglesia y de los filósofos del Mundo Antiguo.

La obra de este filósofo está absolutamente vigente y supone un enfoque de la cuestión femenina desde la visión de un hombre del siglo XVII que parece que hizo un viaje en el tiempo desde la modernidad dejando una semilla en ese siglo que daba paso al Siglo de las Luces.

Autora: Patricia Aragón