Una de estas mártires fue Meena Keswar Kamal, cuya corta vida, sesgada por los enemigos de los derechos humanos y los derechos de la mujer, estuvo llena de compromiso, activismo y de implicación en la transformación de su país, Afganistán. Esa transformación pasaba por la promoción de la igualdad y la educación de la mujer. Meena declaró en una de sus entrevistas:
“Las mujeres afganas son como leonas durmientes, una vez despiertas, pueden desempeñar un papel maravilloso en cualquier revolución social." Y estas ideas no las perdonan ni toleran los fundamentalistas islámicos.
RAWA dice sobre ella: "Meena dio 12 años de su corta pero brillante vida para luchar por su tierra y su gente. Tenía la certeza de que pese a la oscuridad del analfabetismo, la ignorancia del fundamentalismo, la corrupción y la decadencia de traidores impuestos en nuestras mujeres bajo el nombre de libertad e igualdad, finalmente esa mitad de la población despertará y cruzará el camino hacia la libertad, democracia y derechos de la mujer. El enemigo tenía razón al temblar de miedo ante el amor y respeto que Meena creaba en los corazones de nuestro pueblo. Sabían que todos los enemigos de la libertad, la democracia y la mujer se calcinarían en el fuego de su lucha".
La revista Time la incluyó en el 2006 entre los "60 Héroes Asiáticos" y dijo de ella: "A pesar de haber tenido sólo 30 años al morir, Meena ya había sembrado la semilla de un movimiento por los derechos de la mujer afgana, basado en el poder del conocimiento".
Su sensibilidad y compromiso con la causa del feminismo está reflejada en su poema Nunca Volveré:
"Soy la mujer que ha despertado
Me he levantado y convertido en tempestad entre las cenizas de mis criaturas abrasadas
Me he alzado desde los arroyos de la sangre de mis hermanas
Me ha dado fuerzas la cólera de mi nación
Mis ruinosas y quemadas aldeas me llenan de rabia hacia el enemigo,
Soy la mujer que ha despertado,
He hallado mi camino y nunca volveré.
He abierto las puertas cerradas de la ignorancia
Me he despedido de todos los brazaletes de oro
Oh compatriota, ya no soy lo que fui
Soy la mujer que ha despertado
He hallado mi camino y nunca volveré.
He visto criaturas sin hogar vagando descalzas
He visto novias con jena vistiendo luto
He visto gigantes muros de prisiones devorando libertad en su feroz estómago
He vuleto a nacer en medio del coraje y la resistencia épica
He aprendido el canto de libertad en el último aliento, en las olas de sangre y en la victoria
Oh compatriota, oh hermano, no me veas más como débil e incapaz
Con todas mis fuerzas estoy contigo en la senda libertadora de nuestro país.
Mi voz se entremezcla con miles de mujeres en pie
Mis puños se enlazan con los puños de miles de compatriotas
Junto a ti he subido los escalones hacia el camino de mi nación,
Para acabar con todos esos sufrimientos y romper los grilletes de la escavitud,
Oh compatriota, Oh hermano, ya no soy lo que fui
Soy la mujer que ha despertado
He hallado mi camino y nunca volveré".