lunes, 23 de noviembre de 2009
Una época donde “unos idiotas conducen a unos ciegos”
La actualidad geopolítica “oficial” de los últimos meses ha venido marcada principalmente por cómo no, la crisis económica, el laberinto del conflicto afgano, la “piratería” en aguas de Somalia, los juegos de poder en Bruselas, la “amenaza” iraní, los bloqueos contínuos para alcanzar un acuerdo a largo plazo en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y por último en casa, el esperpento sempiterno de la corrupción institucionaliza de la clase política.
El tema estrella que ha copado los medios durante los últimos meses, la “crisis económica”, se va diluyendo merced a que los duros de Europa (el eje franco – alemán) y ahora Estados Unidos, comienzan a salir de la recesión. Todo indica que como la crisis del 29 y otras menores posteriores, las buenas intenciones de reformas quedaran en eso y las pocas medidas reguladoras que se implementen, en unos pocos años quedaran olvidadas tal y como ocurrió con las reformas introducidas por Franklin D. Roosevelt y su New Deal.
La “crisis económica“, no es sino otro de esos eufemismos de la neolengua política que los grandes medios de comunicación se afanan por repitir constantemente coartando el debate sobre las causas de la misma y reduciendo el espectro de opinión pública aceptable. Las explicaciones, como siempre se dejan de la mano de los contertulios oficiales de siempre que haran mas “comprensibles” estas cosas de la “alta política” y las “altas finanzas” al ciudadano medio que por definición es “estupido” (1). Los efectos de la misma, que todavía no han calado a fondo y cuyas consecuencias aún se extenderan durante varios años más, se ven acompañadas a diario por las contínuas declaraciones que con su monótona languidez nos recuerdan la estupida letania del “saldremos de la crisis”.
El proconsul de la antigua administración repúblicana para Afganistan , Hamid Karzai, parece comenzar a perder influencia en favor del nuevo favorito Abdullah Abdullah, médico tayiko de madre pashtun, licenciado en la Universidad de Kabul en 1983 y uno de los hombres de confianza del León del Pansjir, Ahmed Shah Massoud antes de que este fuera asesinado en 2001.
Con la llegada del nuevo presidente demócrata a la Casablanca, se estan realizando movimientos opium-afganpara ir desplazando a Karzai en favor de Abdullah (un relevo que con seguridad ya haya sido pactado) para adoptar una nueva política estratégica en la región. La presencia de Abdullah en la investidura de Obama, la insostenible siuación de Karzai en el poder (tras dos tremendos fraudes electorales) y el punto muerto militar de la estrategia contra los taliban son claros sintomas de que a Karzai se le ha “acabado” el tiempo.
Los republicanos quizás creyeron que Karzai, gracias a pertenecer a una destacada familia pashtun y a sus antiguos contactos como consultor de la petrolera Unocal con los Taliban, les permitiría poder llegar a un acuerdo con estos fuera del poder, estabilizar el país del antiguo “Gran Juego” y permitir implementar una vasta infraestructura para acceder a los preciados recursos energéticos de Asia Central sin depender de Rusia o Irán para su transporte.
Una apuesta demasiado alta aunque que más dá si los objetivos “oficiales” de acabar con las “bases terroristas” no se cumplen. Lo importante de verdad ha funcionado a la perfección, a saber el descomunal gasto militar que ha enriquecido más allá de lo que es capaz de imaginar la avaricia a empresas vinculadas al exvicepresidente Cheney y compañia, la imposición de un política unilateral a buena parte del mundo, la introducción de nuevas leyes que han desmantelado numerosos derechos civiles en EEUU y la desestabilización política de la “Vieja Europa” que le ha seguido el juego a EEUU para no quedarse descolgada respecto de las aspiraciones de Rusia y China en la zona.
En nuestro país resulta chocante como los grandes medios continuan empeñados en vincular exclusivamente a los taliban con el tráfico de drogas. Resulta chocante porque fueron los propios taliban quienes redujeron la producción de opio y adormidera en los años 90 y en 2000 y 2001 cuando estaban en el poder y mientras llevaban a cabo una guerra sin cuartel contra la Alianza del Norte y otras minorias afganas. Resulta chocante porque la producción de ambos opiáceos produccion-droga-afganistan-UNODCcrecieron de forma drástica (40 veces) (2) desde el momento en que EEUU y los señores de la guerra (aliados de EEUU-Europa-OTAN) se hicieron de nuevo con el control de gran parte del territorio. No es ningún secreto que uno de los principales financiadores de los taliban han sido y son los saudíes pero, ¿es aceptable vincular a estos respetables jeques que dejan tanto dinero en España y que representan una de las amistades políticas más importantes de la familia real española?. Mucho menos aceptable es siquiera pensar que otro de los motivos para la invasión de Afganistan podría haber sido el control del tráfico de drogas internacional, tal como ocurrió a finales de los 60 y 70 con el Triangulo Dorado (Laos, Camboya y Birmania) (3).
En otro orden de cosas, la “pirateria” en las costas de Somalia se ha convertido en otro de los temas estrellas desde el verano. ¿Pero la pirateria de quien?. Los medios lo tienen siempre muy claro, blanco o negro. Hablar de piratería es hablar inevitablemente de la piratería de los otros ya que “nosotros” somos incompatibles con ese termino aunque pesquemos en los caladeros de un país en el que no existe un gobierno reconocido con el que negociar acuerdos de pesca y aunque una buena parte de la flota pesquera española y europea faena por el mundo con banderas de conveniencia. ¿Que decir de cómo EEUU, Europa, China se han estado provechando de la terrible situación de Somalia?. Probablemente utilizar sus aguas territoriales (como se ha venido haciendo los últimos años) como basurero radioactivo y de residuos tóxicos (4) , no merezca calificarse de piratería por las razones mencionadas y tampoco merezca un pequeño titular a pie de página.
Una vez más la actualidad del conteninente africano y concretamente, la catastrofe humanitaria contínua de centroafrica y el africa subsahariana, pasa a un tercer plano. Millones de personas desde Mali, pasando por Niger hasta Kenia estan pasando por un situación de sequía inaudita.
Olvidado también parece otra vez el proceso de paz palestino, si es que hubo alguna vez intención de hacer una paz real y justa. Los ultrasderechistas (integristas religiosos) instalados en el gobierno israelí y las disputas de los fundamentalistas de Hamás con la mafia autocrática de Al-Fatah siguen minando cualquier avance por pequeño que sea. Mientras estos últimos juegan a su estupido juego de poder, los halcones israelíes (que ya han declarado que seguiran construyendo colonias ilegales aquí y allá) van completando sus objetivos de crear una serie de bantustanes palestinos que no tendran ninguna posibilidad en el futuro de formar un Estado palestino serio y viable a largo plazo.
¿Y cómo calificar también el apagón informativo sobre la intensificación de la “guerra de filipines-militarybaja intensidad” que militares y paramilitares libran en Filipinas (5) contra líderes campesinos, sindicalistas y organizaciones de izquierda? . Obligados a vender sus tierras a precio de saldo, a renunciar a derechos sociales y laborales fundamentales, a aceptar la privatización de servicios básicos bajo la amenaza de la muerte si se oponen, el conflicto “inexistente” de Filipinas supone otro clamoroso ejemplo de la falta de un periodismo de investigación comprometido con informar sin estar cohartado por límite políticos y los intereses económicos de nuestras elevadas democracias.
Y es que, ¿para que valen esloganes infantiles, grandes platos y programas donde tratan de convencemos de la libertad informativa y participativa que tenemos, si luego resulta que estos medios dedican un miserable 15% del tiempo a “informar” de geopolítica y dicha información proviene principalmente de las grandes agencias de noticias?. A este efecto, resulta muy revelador los colosales medios que se destinan para informar y retransmitir eventos deportivos y de entretenimiento en contraste con los medios destinados a cubrir por ejemplo corresponsalías internacionales (casi inexistentes) o a la creación de verdaderos equipos de periodismo de investigación.
La sociedad, lejos de repugnar toda esta política de contenidos, los consume vigorosamente cada vez más sean del tipo que sean. Todo un sintoma de la mediocridad que pronto nos obligara a convertirnos o a ser unos perfectos heréticos.
Como decía un tal William Shakespeare, “Qué época tan terrible esta en que unos idiotas conducen a unos ciegos”.
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