Aunque pongo en duda la eficacia de estas menciones temporales, si creo que es positivo para profundizar en los problemas que acucian a la sociedad actual, global y transcultural. La pobreza y la exclusión social son lacras no exclusivas de los países en vías de desarrollo. Muy al contrario, en los países occidentales a medida que el capitalismo ha ido consolidándose y expandiendo su poder, ha ido ampliándose el número de personas no beneficiadas de las supuestas bondades del sistema, siendo víctimas del mismo. El 17% de los europeos carecen de los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas y si hablamos de población inmigrante las cifras se disparan. En este año 2009 la crisis nos ha afectado a todas y todos, a algunas personas más que a otras. Las empresas han aprovechado el vendaval para depurar las plantillas sin pensar en las consecuencias sociales y personales que esas acciones generan. Los altos ejecutivos de las grandes corporaciones mundiales siguen cobrando sus enormes sueldos y comisiones mientras que muchas familias pierden sus casas por no poder pagar la hipoteca. Y que decir de la crisis alimentaria que va dejando un reguero de muertos a su paso cuando en los países desarrollados hay excedentes.
Aprovechemos en este año que va a comenzar para hacer un análisis crítico del entorno que nos rodea, tomar conciencia del poder que tiene el movimiento ciudadano para luchar por un mundo mejor frente a los desmanes de los que lo ejercen de facto y favorecer, con nuestras acciones comprometidas, una sociedad que desarrolle la calidad de vida, el bienestar social y la igualdad de oportunidades para todas y todos.
Autora: Patricia Aragón
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